viernes, 27 de noviembre de 2009

Arquitectura y fe

Un reporte de Santiago Caycho Sánchez
Fotos del autor

Lenguas de fuego consumieron el altar mayor de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción a comienzos del siglo XX. Casi sesenta años más tarde la circunstancia fue cruel con ella nuevamente, cuando remeció la tierra y trajo abajo sus carcomidos ladrillos durante el terremoto de 1974. Ahora renace noble, deslumbrante, como si le diera la espalda a su cruel pasado, para disfrutar del clímax de su vetusta existencia…

En sus casi trescientos años de erigida, la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción de Chilca , a 64km. de Lima, nunca lució tan bella. El sol se refleja intensamente en su recién pintada fachada, después de que el terremoto del 2007 destruyera gran parte su arquitectura y obligara a las autoridades parroquiales a derribar las dos grandes torres que la custodiaban; además de trabajar en pequeños detalles del interior y alrededores. Jamás se trato de cambiar su composición arquitectónica, por temor a que otro capricho de la naturaleza la afectara.

La mayor parte de esta acelerada restauración se hizo con materiales modernos que nada tienen que ver con el yeso, la quincha y las claras de huevos que se utilizaron durante la Colonia para su edificación; sin duda, este trabajo le da la seguridad al chilcano de tener en pie su joya más preciada por mucho tiempo, eso sí, respetando siempre el estilo y la tradición de su construcción.

Aunque de su historia sabemos poco, (sobre todo de fechas y de los maestros de obra), se puede ver a simple vista las corrientes artísticas que influyeron en su construcción. El barroco y el rococo, estilos de Contrarreforma, fueron las modas arquitectónicas que implantó la iglesia Católica para atraer a más fieles, pues se aprovechó lo recargado de sus figuras. Un claro ejemplo de este manifiesto se observa en el frontis de la iglesia matriz y en gran parte de los altares laterales, donde se dice que el virrey Amat escuchó misa un par de veces contemplando lo amplio de sus bóvedas. Tiempo después sirvió de refugio para los chilenos durante la guerra del Pacífico.

Su gran momento

Declarada monumento histórico de la nación, ahora algo más grande la engalana: su consagración. ¿Qué es una consagración?, le preguntamos al párroco de Chilca José Antonio Napa Sánchez. "Es una bendición recargada que se da una sola vez y que nuestra parroquia tuvo el honor de recibirla de manos del Obispo de la Prelatura de Yauyos, Cañete y Huarochiri, monseñor Ricardo García y García". Este acto fue celebrado el 15 de agosto de este año, día de la fiesta patronal de Chilca dedicada a la Virgen de La Asunción.

En la ceremonia estuvieron presentes autoridades políticas y religiosas del distrito y lugares vecinos, en un acontecimiento de gran importancia para todos los que alguna vez pisaron el interior del templo y encontraron paz en él.

Los promotores de su renacer

Muchas son las personas que han hecho posible que el templo luzca como está hoy: imponente. Los incansables padres Juan Calvo Antelo y Agapito Muñoz comenzaron con las etapas de reconstrucción. El párroco actual, Napa Sánchez, a quién le gusta mantener un perfil bajo, también es uno de sus artífices por su incesante tarea en pro del bien de la comunidad y la restauración del templo, de manera que se ha ganado un lugar especial entre todos los que lo conocen. Otro que no ha dudado en dar la mano es el ingeniero Hernán Torres, quien con un gran corazón colabora en la gran tarea de preservar esta joya arquitectónica. La lista de personas a quienes se les debe agradecer por el levantamiento de Nuestra Señora de la Asunción se extiende a los clubes parroquiales San José, Inmaculada Concepción, el coro parroquial Madre del Amor Hermoso, Heraldos de María, la comisión Hijos Asunción de María, y al pueblo de Chilca, al colaborar de diversos modos en su mantenimiento.

Ahora la iglesia luce un atrio embellecido con jardines y bancas; invita a sentarse para contemplar el templo iluminado durante la noche. ¿Cuán importante habrá sido Chilca durante el Virreinato? ¿Cómo fue posible que en una villa tan pequeña construyeran este majestuoso templo que sorprende al visitante y que encierra, en sus paredes, alegrías de cada novia recién casada, el llanto de un niño bautizado y las oraciones de piedad por un mundo mejor?


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Además (nota curiosa) : Avistamiento de ovnis: Una luz sobre el cielo de Chilca (de elcomercio.com.pe)

El Inquilino

Un cuento de Cristian Roca

Mamá siempre me habló de Miguel. Lo estimaba bastante. Cuando llegaba cansada del trabajo (en ese entonces andaba yo perdido en los exámenes finales) agradecía el momento en que lo conoció, la oportunidad que le brindó de poder trabajar en su casa.

Sin secundaria y con un hijo a cuestas, madre sufría al verme llorar y sin poder hacer nada por darme algo en esta vida. Por eso, nunca se cansó de repetirme que fue un milagro de Dios el conocer a un joven tan bueno. Así fui conociendo a ese tal Miguel del que tanto me hablaba en las pocas horas que madre estaba en la casa. Y de cuando le ofreció trabajar para su familia, una de las tantas veces que solía caminar de puerta en puerta en busca de alguien que se compadeciera.

Yo recuerdo aún el rostro feliz de ella aún cuando el cansancio la ganaba y se dormía en la sala y sus envejecidos ojos despertaban para verme ir a la universidad. A mí se me quebraba la voz y prefería llorar a solas en el baño al verla trabajar a sus sesenta años. Maldecía a ese señor que nunca conocí y del que ella se negó a hablarme hasta el día de su muerte.

En cambio, cuando hablaba de Miguel, sus ojos se llenaban de vida y se juraba que no me dejaría sin acabar la universidad. Desde entonces es que el nombre de ese chico que tanto nos había ayudado era una interrogante que nunca terminaba de inquietarme. Sobretodo porque jamás lo veía. Acabada la universidad, graduado en psicología, me prometí que mamá ya no tendría que hacer ningún esfuerzo que le robara los tantos años de vida que le tomó criarme y sobre los que yo, en secreto, me culpabilizaba día y noche. Estuve en más de tres trabajos y ahorraba todo lo que podía para comprarle una casita a la vieja que pasaba horas recordando su niñez, acariciando fotos donde salía ella en la playa junto con su familia, "cuando era bella", así decía. Ella a los doce años vestida de princesa. Ella en alguna feria comiéndose una enorme manzana azucarada y al fondo payasos subidos en zancos e improvisando sonrisas.

Pero, dentro de todo, siempre regresaba al nombre de ese joven que yo conocía por lo que me contaba. De lo bien que la trataba y que le decía que no, cuando se exigía mucho. Había veces que le pedía que no hiciera nada y le contara sobre su vida. Entonces le hablaba que había tenido más de ocho hermanos pero que solo conoció a dos. De su primer trabajo con una señora que era muy mala y no le permitía ir a la escuela, a la que ella sentía que odiaba pero no podía hacer nada porque le daba casa y comida. La vez que se enamoró y que me tuvo a mí. Que aquel mi padre le pidió que abortara o sino se marcharía y que por tenerme se marcho.

El joven Miguel nunca utilizó la palabra sirvienta para llamarla y alguna vez le dijo que era como su segunda madre. Nunca mostré interés en conocer a esa persona que la regresó a vivir. Agobiado por acabar la universidad solía pasarme todos los días afuera haciendo todo tipo de trabajos para salir adelante. Fue la muerte de mamá lo que creó en mí la necesidad de conocer al tal Miguel.No tuve que esperar mucho para verlo. Fue una llamada de madrugada y en la que me suplicaba que lo hospedara por unos días solamente, hasta que arreglara unos documentos para viajar a Francia, donde había ido a vivir su familia. No le pregunté cómo había conseguido mi número y menos aún me atreví a negarle el favor. La imagen de mi madre se me vino a la mente y sin prestar atención a lo que me decía, sólo atinaba a responder que sí a todo. Al fin vería, yo agradecido, la cara de quien le había devuelto la alegría a mi madre.

Ordené lo más que pude mi habitación y compré una pizza para recibir a mi invitado que, me había dicho, llegaría en cualquier momento. Traté de improvisar algún discurso, evitando mi nerviosismo, pero este era inevitable. Así estuve toda la tarde, mirándome al espejo y recreando alguna manera de presentación que no cayera en el sentimentalismo, hasta que el timbre sonó. Y solo entonces, mis ojos por fin pudieron ver al Miguel del que tanto me había hablado ella. Era un chico que podría tener mi edad o hasta podría ser menor y al que de sólo verlo me vi en la obligación de abrazar. Hablamos de la vez que mamá tocó su puerta y él no supo qué hacer con esa mirada. La ternura que había sentido sólo de verla y de como siempre le hablaba de mí. De la pena que sentía al no poder ofrecerme nada. Hablamos, recuerdo, toda la noche evocando a mi madre y yo podría asegurar que mamá estaba allí. Que fue ella quien le dio mi dirección.Los días pasaban y yo salía muy temprano para el trabajo que quedaba lejos de mi casa. Cuando regresaba cansado, un Miguel servicial me abría la puerta y me enseñaba francés. Qué en cualquier momento se iría - decía - que lo disculpara por el atraso de sus documentos y tomábamos unas botellas de vino y el me convencía de que me vaya a Francia con él. No sé cuanto tiempo transcurrió desde que lo vi la primera vez, pero imaginaba que esos documentos demorararían en salir y que esa sería la única vez que lo vería y era una forma de agradecerle por todo lo que hizo por mi madre.Hasta que un día llegue muy tarde a mi departamento y desde el primer piso pude escuchar un ruido que provenía de mi habitación. No le presté atención y me conformé con imaginar que Miguel había dejado la radio prendida. Cansado y lleno de papeles, apenas si pude abrir la puerta. Allí estaba Miguel y una chica más, bailando en medio de la sala. Tal vez, pensé, sería cuestión de un rato hasta que se vayan y me dirigí a mi cuarto bostezando y forzando los ojos que se me caían de sueño. Cuál fue mi sorpresa al ver a dos muchachos que tenían relaciones íntimas en mi habitación y abundante olor a marihuana que lo invadía todo; además, me gritaban que me largara.

Recogí una sábana de la ropa sucia y cerré la puerta tratando de no hacer ruido. Traté de acercarme a Miguel, de preguntarle cuanto rato más se quedarían sus amigos. Que tenía que trabajar mañana muy temprano, que si podía bajar el volumen de la música, que si me dejarían la habitación libre. Que, además, en cualquier momento vendrían los vecinos a quejarse. Todo sin respuesta.

La imagen de mi madre detenía cualquier intento mío de tomar iniciativa por mi cuenta para mejorar las cosas. Así que busqué el rincón más oscuro de la sala y me tumbe en el piso mirando como se divertía Miguel con la chica rubia, pensando en mi espacio invadido, en mi tiempo perdido, en mis preguntas sin respuesta y en la pesadilla de algún viaje a Francia que nunca sería.

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Imagen de http://www.fotografias.net/wp-content/uploads/artwork_images_89028_136123_henri-cartier-bresson.jpg

Atrapado en mi Vida

Un relato de Jorge Vega C.


Hoy desperté y me pregunte por qué lo hice, si mi vida no es mas que una fría y gris noche de invierno, donde la risa de un niño parece el llanto de un enfermo. Vivo en una sociedad donde el que más tiene manda, y el que abusa domina. Es esta sociedad en la que yo me miro y siento que no valgo nada. Que cada noche que cierro los ojos espero nunca más volverlos abrir. Y si sueño, sueño cómo morir sin temer en dejarle a alguien vestido de negro, pero al despertar solo veo mi realidad e intento volver a cerrar estos dos luceros llamados ojos que tan sólo me dejan ver mi cruda realidad de tan solo ser un mendigo más de esta vida escabrosa y tenue.

Hoy conocí a un amigo (qué raro es que esa palabra, tan burda y tan barata, se deslice por mis labios y se deje escuchar). Él nuca me aconseja, nunca me prohíbe, nunca se aleja. Tan solo es mi amigo el cual me deja soñar como morir que para mi es vivir me deja poder tener el poder de cambiar mi vida gris por un momento de resplandor por un segundo de felicidad.

Es en este momento en donde no puedo dejar de pensar se me es confuso el aferrarme a algo si yo nunca quise a nadie ni al vagabundo que día a día veo al despertar al otro lado del espejo.

Es hoy, un 25 de diciembre, donde todos celebran en familia, que yo estoy metido en un basural acompañado de un perro callejero que (incluso él) me gruñe por estar cerca de su hogar. Y es hoy que decidí viajar con mi amigo a un lugar en donde no tendré que soñar cómo morir, porque, hay, todo los días muero. Y puedo yo mismo ser alguien del que nadie se percata, que no sirve para nada, si no solo para reflejar la cruda realidad de un mendigo: el poder sentirse amado. Es en ese lugar donde puedo vivir sin tener a despertar cada día solo, por que ahí jamas despertare.

Fundamentos del Periodismo


Escribe: Luis Carlo Merino Sánchez

Según Miguel Humberto Aguirre, coordinador general de la cadena Radio Programas del Perú, el periodista debe cumplir principios básicos a fin de llevar a cabo con seriedad, imparcialidad y credibilidad la labor de esta profesión.

A tener en cuenta:

- El principal objetivo de un periodista es comunicar e informar al público sobre lo que acontece en el Perú y el mundo.

- La labor periodística no se puede opacar por ningún motivo, todas las noticias merecen ser contadas con seriedad y credibilidad.

- La noticia tiene que formar parte de la vida de un comunicador social.

- El internet es pieza clave en la búsqueda de "información globalizada" .

- Es una ventaja que debe ser aprovechada al máximo. Hay que "cambiar para sobrevivir".

- Para un periodista, la computadora es una necesidad.

- La radio tiene tre partes importantes y básicas para analizar una noticia: antes, durante y después. Al elaborar un despacho debemos ceñirnos a esta pauta, así el oyente se sentirá satisfecho y conforme con la información recibida.

- Recibir información de calidad sólo depende de nosotros, los consumidores. Nosotros somos los únicos que podemos cambiar y mejorar el rumbo de la noticia.

Una bomba de tiempo en Miraflores

Escribe: Jean Pierre Aldave Huamán

(Lima, 11 de Diciembre del 2009).- Una Couster se avalanchó en dirección al paradero, quedando encima de la vereda, en el cruce de las avenidas Benavides y Larco, en el distrito de Miraflores.

Las personas que se encontraban en este punto pudieron esquivar el vehículo de la línea “B”, perteneciente a la empresa de transporte San Ignacio S.A., que cubre la ruta de San Juan de Miraflores con Cercado de Lima.

Ante este hecho, el reclamo de los pasajeros y personas ubicadas en el paradero fueron contra el chofer, quién, en su desesperación, solo atinó a darse a la fuga.


Lo que se puede apreciar es que el nivel de la pista es el mismo que el de la acera, lo que hace más fácil que los carros se pasen de un lado a otro. Además, el local del Banco Interamericano de Finanzas (BIF) posee un enrejado que ocupa un lugar excesivo donde podría, tranquilamente, establecerse un paradero seguro.

En el accidente se mostraron ausentes efectivos policiales y personal de la Municipalidad de Miraflores .

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Foto tomada de: foro.capitalsim.net